En el Sabinar, ubicado en La Dehesa, encontramos un bosquete abierto de espectaculares sabinas retorcidas por la fuerza de los vientos alisios, que las modela de forma crispada, como si los nudos de la madera fuesen anclas a un suelo con el que deben pelearse para lograr su sustento en esta trinchera vegetal que han creado para sobrevivir.